Wednesday, September 24, 2008

El día que encontré la felicidad.

Escondida entre los rostros de extraños y conocidos se hallaba.
Bajo las ramas de un árbol podría haberla encontrado, pero no la notaba.
Podría haberme detenido por un momento y observar cuidadosamente, pero estaba ciega.
Vivía en un mundo lleno de espejismos y promesas rotas, me había apartado del camino sin darme cuenta.
Una fría tarde de otoño recuerdo verla llegar; envuelta en ropa de invierno, se escondía mi felicidad.
Desde ese día no la quise dejar ir, la sembré en una pequeña pradera de mi corazón y allí echó raices.
Ahora no para de crecer, todos los días le doy amor en pequeñas dosis para que se siga haciendo fuerte y siga dandome sus frutos.