Cuentos Crueles, Crudos y Cortos. Parte 4

Estaba de pie junto a su cama. Debía tomar la decisión correcta y no sabía que hacer, quería tenerlo, pero su situación económica no se lo permitía. Mirando la prueba en sus manos y sin saber exactamente quien podría ser el padre de la criatura, decidió darlo en adopción pero no quería que nadie se diera cuenta de su estado, así que armó su maleta y decidida emprendió la fuga; no se despidió de nadie, salió de su casa sin que nadie se percatara y se fue. Busco un directorio y encontró el lugar donde debía ir. En el terminal, esperaba ansiosa el momento de subirse al bus y marcharse, iba para otra ciudad. Sentada en una de las tantas sillas del bus, miraba por la ventana y pensaba; sus pensamientos la distrajeron tanto, que no se dió cuenta cuando el bus perdió el control y rodó por el abismo.

Y sola me quedé...

Así fue, caminaba placidamente rodeada de amigos por doquier, todos me querían, me sonreían y yo me sentía bien, todo estaba bien. Pero cuando desperté, me encontré sola en mitad del desierto, estaba desubicada y me sentí mal, no encontraba señales de vida en ninguna parte por más que caminaba. Ahora el sol es fuerte y estoy en la mitad de la nada, sola conmigo mísma. En medio de mi soledad discuto conmigo sobre que pasó, me respondo de forma casi inmediata "¿No lo ves?, bienvenida a la realidad... al final siempre vamos a estar solas, tu y yo." y le creo todo lo que me dice. Cuando todo estaba bien, cuando los tiempos fueron buenos, todo el mundo estaba a mi alrededor, en ningún momento estuve sola y por un tiempo fui felíz. Pero ahora enfrento la realidad, mi realidad; yo creo en la verdadera amistad y creo que si se pueden encontrar amigos de verdad, aquellos que están contigo en todo momento, incluso en aquellos momentos que son más dificiles, creo que puede haber alguien que cuando me vea caer al barranco me va a extender su mano y me va a yudar a salir, también sé que por esa mano que me ayuda a salir van a haber cientas que me quieran empujar, pero no me puedo dejar. Ahora es tiempo de hacer mi propia selección y saber cuales son las personas que se merecen llevar el titulo de "mis amigos" y es cuando recuerdo una frase que alguna vez me dijo mi madre: "Cuando la vida te cierra una puerta, Dios te abre una ventana para que puedas entrar", cada vez que le digo esta frase a alguna persona siempre me lo han agradecido y se apropian de ella, ahora yo también me voy a apropiar de ella, para ser franca, cada vez que me pasa algo así, al final siempre encuentro que he mejorado, y creo que este es simplemente la transición para algo mejor, cada vez que alguien sale de mi vida por x o y razón, llegan siempre otras personas que traen mejores cosas a mi vida y la alegran, mucho más que las que se fueron, no me duele mirar atrás y ver lo que se quedó en el camino, la verdad ya no me pierdo de nada, sólo pienso en lo que está ahora presente en mi vida y en lo que se viene, parce que todo va a mejorar y yo, yo voy a estar bien.

Encuentros de tercer tipo

Basicamente, fue una experiencia que tuve en un bar de La Candelaria el otro día que salí con un amigo.

Cuando él y yo llegamos al bar, nos sentamos en una de las mesas que están contra la pared y en vez de sillas hay un mueble-sofá, por lo tanto nos sentamos juntos del mismo lado de la mesa. Al otro lado del bar (la mesa que estaba pegada a la pared opuesta y que quedaba justo frente a la mesa donde mi amigo y yo estabamos sentados), había una "niña" hablando con un tipo y mi amigo notó que la niña miraba mucho hacia nuestra mesa y me lo dijo al oido; la verdad yo no me había dado cuenta porque estaba mirando los videos mientras nos traían las cervezas. Al rato llegó la mesera con las cervezas y la niña seguía mire que mire hacia nuestra mesa, mi amigo me dijo al oido: "Sé que conozco a esa vieja pero no recuerdo de donde la conozco. Tal vez fue producto de una borrachera"; cuando él me dijo eso, y temiendo que la nena nos armara escandalo en el bar, yo le dije: "Sólo hay una forma en que ella nos va a dejar de mirar, déjame yo me encargo", mi amigo no estaba muy seguro sobre que iba a hacer yo, pero yo sabía exactamente que tenía que hacer.

Cuando una niña es totalmente heterosexual, nada le da más pánico que ver a otra mujer coqueteandole. Ya nos habían traído la cerveza, así que decidí coquetearle a la nena para que nos dejara en paz, tomé un trago de cerveza y la miré fijamente, no le quitaba la vista de encima, y cada vez que ella volteaba a mirar, yo la estaba mirando; supongo que al principio ella creyó que yo la estaría desafiando, pero supongo que todo cambió cuando yo empecé a coquetearle de la forma más descarada, tanto, que todos los hombres que estaban sentados en las mesas que habían en el medio se dieron cuenta y se dedicaron a mirar la escena. El hecho es que esta niña se puso ultranerviosa, se pudó notar eso, y se achantó tanto que no nos volvió a mirar en el resto de la noche. Los que si siguieron mirandóme el resto de la noche fueron todos los tipos de las otras mesas que quedaron fascinados.

Cuando salimos del bar y él me acompaño hasta mi casa, mi amigo me agradeció en cierta forma que yo le hubiese evitado un posible dolor de cabeza, le aclaré y aclaro ahora que yo soy y me siento heterosexual hasta ahora lo más gay en mi vida fue un ex-novio que resultó cambiandome por un vecino, y que si hago ese tipo de cosas como coquetearle a una niña es porque me siento muy segura de mi mísma, además, soy de las personas que creen en la verdadera amistad, y si un amigo está en problemas, siempre busco la manera más adecuada de ayudarlo.

BAJO PRESION

Creo que todos hemos estado en esta situación en algún momento de la vida, sintiendonos presionados por nuestro entorno, y a veces sintiendo que no podremos sobrevivir a este momento. Fue tanta la presión que cargué durante toda esta semana que termina, cargada de estres y de tensiones, que por momentos sentía que no lo iba a aguantar. El punto es que toda esta presión me dejó un grave problema de insomnio, razón por la cual estoy escribiendo a estas alturas del día. He tenido días en los que sólo puedo dormir una hora, y no puedo evitar sentirme mal conmigo misma, al ver todo el peso que pierdo por causa del trasnocho, a veces siento que una vena en la sien me titila, a veces fuerte, a veces suave, y el fuerte dolor en mi pecho me recuerda que debo dormir... pero el sueño no llega. Trabajos finales y muchas cosas más me hacen preocuipar más de la cuenta, ahora sé que sobreviví a esta semana, sobreviví a dos semanas seguidas de mal sueño, ahora sólo quiero que esto termine y yo pueda volver a dormir de forma normal.