El encuentro de cada jueves en la tarde.

Como ocurre cada semana, llegó el jueves. Llegó a su casa con la cara lavada y las uñas sin pintar, me pasa el mismo vestido de siempre y procedo a cambiarme; a veces me preguntó el por qué salgo con tipos raros como él, que tiene alma de pederasta pero no se atreve a tocar a ninguna criatura y a cambio de eso, me obliga a usar un diminuto vestido infantil. Cada vez es más complicado meterme ahí, mis medidas han crecido aunque coma poco y me ejercite mucho y mi enorme busto se convierte en un gran impedimento para respirar cuando estoy en este vestido. Salgo y ahí me está esperando, se emociona tan pronto me ve y me toma, siempre de la misma manera mientras leo una revista de su colección, me grita "Niña mala" y me da nalgadas. Después de más de un año en la misma rutina ya me da lo mismo pero hoy es diferente: Hoy le he preparado una sorpresa. Cada vez termina más rápido y queda más débil. Cuando yace ahí, esa masa de carne con sudor que jadea sin poderse mover, le muestro un "acostumbrador" mientras hace cara de terror y yo digo sonriendo "Ahora tu serás la niña mala!"

Masacre tropical.

Era un bello día en la isla. De fondo sonaba un reggae que desconocía. No sabía quién iba a ser mi primer victima en aquel paradisíaco lugar, en mi bolsillo llevaba la preciosa lengua disecada y cubierta en ámbar, "asesinalos a todos!" me repetía mientras observaba a las personas. Pronto se acerca a mi silla un extraño de tez canela, sonrisa amplia y firme musculatura, "es un buen comienzo" pienso mientras entablamos una conversación y busco la forma más discreta de alejarlo junto a mí.

Remembranzas.

Últimamente he recordado algunos amores que se fueron y no fueron. Al igual que la canción Gitana de Shakira, "... cuídame que si llegué ayer me puedo ir mañana...", le advertí que me cuidara si me quería a su lado, pero no fue así y entonces me fui.