Thursday, July 04, 2013

El mañanero.

Miro el reloj, son las 4:30 de la madrugada. Me despierta el agite de una cama y unos leves gemidos femeninos armonizados con suaves jadeos masculinos, son mis vecinos del piso de arriba y su mañanero diario. Los envidio y es en serio. Son de las pocas cosas que envidio de los casados o de los que viven juntos, en pareja claro está. 

Y los envidio porque hace mucho tiempo, en alguna de esas viejas revistas de consultorios leí sobre el beneficio de tener sexo en las mañanas versus el sexo en otro horario. La conclusión del artículo fue que tener sexo en las mañanas hace que uno esté más despierto y animado durante el día, nombraron cosas como mejor circulación de la sangre, reducción de la hipertensión y otras cosas que no recuerdo. 

Miro de nuevo el reloj, son las 5:30 de la mañana y todo está en silencio: Nunca me doy cuenta en que momento llegan al clímax, hay cosas que prefiero ignorar y no porque sea mojigata, solo que prefiero vivir ese tipo de experiencias en ver de oírlas o verlas.