Monday, August 05, 2013

Crisis de los 30, crisis de los 40.

Esta mañana, un compañero de trabajo dijo "Estoy acercándome a la crisis de los cuarenta" y de su comentario pude deducir lo siguiente: Frecuentemente se escucha hablar de la crisis de los treinta (para el caso de las mujeres) y de la crisis de los cuarenta (en el caso de los hombres), pero nadie parece saber el por qué.

Curiosamente yo tuve mi crisis a los veinticinco años, una edad en la que no estaba segura sobre mi futuro y no estaba conforme con mi presente, pues sentía que todo aquello que quería para mi vida aún estaba lejos de ser alcanzado (si buscan juiciosos en los archivos del blog encontrarán las entradas referentes a la época).

Mi teoría sobre las crisis de edades es que estas se presentan debido a un inconformismo con uno mismo. Así es, uno está inconforme con su vida, de lo que ha conseguido a lo largo de ella y no hay frases de cajón tal como "No me arrepiento de mis hijos" o "Es que mi vida ha sido muy buena y no me arrepiento de todo lo que he vivido" que valga aquí, más cuando he escuchado a esas mismas personas decirme "Es que la vida que usted lleva es la vida que yo me merezco" o "Ojalá yo pudiera hacer eso también", acompañadas siempre de una mirada lastimera al vacío. Seamos francos, si usted tiene crisis de edad es porque está inconforme y eso solo tiene que ver con usted mismo, aquí no tienen velas en el entierro ni los hijos, ni los padres, ni la pareja.

Y eso fue justamente lo que hablé está mañana con el compañero de trabajo, le dije puntualmente: "Mira Fulanito, ese asunto de la crisis de los cuarenta años generalmente se presenta en hombres que son o han sido casados, que ya tienen hijos y que sienten que dejaron de vivir muchas cosas en sus vidas fuera porque no supieron aprovechar el momento o porque tuvieron que reprimirse por factores externos. Los hombres en esa situación piensan que cuando llegan a los cuarenta están regresando a los veinte y pretenden vivir todo lo que dejaron de vivir en su juventud. Si tu saliste, te fuiste de rumba, tuviste varias novias y romances, has viajado, te has dado gustos, has sufrido, has reído y has compartido no tienes nada de que preocuparte, realmente has vivido".  Noté en su cara un gesto de felicidad después de estar atento a mis palabras, algo que siempre me reconforta a mi misma.

Yo siento que lo mismo nos sucede a las mujeres: tengo amigas y parientes que están en la línea de los treinta y se viven quejando porque se sienten viejas, agotadas y sin ganas de vivir. En estos momentos estoy cerca de la línea de los treinta y no siento miedo de cruzar esa línea, por el contrario, la espero con ansías locas. Tal vez porque hice el balance de mi vida y me dí cuenta que cumplí las metas trazadas y hasta me sobró tiempo, quizás sea esa la única razón.

Cuando hablo de esto con ellas (mis amigas, mis primas, etc.), la pregunta siempre es la misma: ¿Cómo lo haces? Paciencia es la única respuesta que tengo para mi proyecto de vida. Siempre tuve mis propias metas, me dediqué a perseguirlas, a alcanzarlas y disfrutarlas, ahora estoy trazando metas nuevas en compañía, tal como lo soñé en algún momento de esto últimos cinco años de vida.

Para aquellos que lean esta entrada, háganse a ustedes mismos esta pregunta: ¿Que pasaría si el día de mañana apareciese frente a ustedes el niño o niña fueron a los diez años? ¿Él o ella le diría "lo hiciste bien, estoy orgulloso de ti" o por el contrario le diría "Demonios, soy un perdedor o perdedora"? Respondase a sí mismo con la mano en el corazón, analice la respuesta y sea franco o franca consigo mismo, decirse la verdad a sí mismo no hace daño.