Thursday, February 27, 2014

Venus Versus The Film Zone

Conversación real entre dos mujeres adultas.

Mujer1: Que bobada ese asunto de ir al zoológico a ver animales. Si yo quiero ver animales los veo en televisión y no pago para ir por allá. 
Mujer2: No señora, no es lo mismo.
Mujer1: ¿Cómo que no?
Mujer2: Que no es lo mismo. Haga de cuenta que su marido en vez de "comérsela" le trae una película porno, él hace que usted la vea y al final de la película le dice que así van a ser sus encuentros sexuales de ahora en adelante porque ver sexo en la televisión es lo mismo que tenerlo en vivo y en directo. 
Mujer1: ¡Claro que no! ¡Eso no es lo mismo!
Mujer2: Pero usted misma acaba de decir que ver animales en televisión es igual que verlos en vivo y en directo en el zoológico.

Fin de la conversación.

Hace un tiempo tuve la oportunidad de ver el famoso canal Venus, como lo oyen, vi aquel canal con el que a muchos hombres se les hace agua la boca y se imaginan las cosas más fantásticas, sexualmente hablando. Acepto que sentía mucha curiosidad y por eso decidí verlo, el problema fue que no era lo que yo esperaba.
Venus resultó ser un mito como muchos otros. Resulta que después de dos horas viendo el mentado canal, me aburrí y puse The film zone, adivinen qué tipo de película estaban dando y definitivamente me gustó más la película erótica en The film zone que las escenas explícitas de Venus. ¿Por qué razón prefiero el cine erótico en lugar del cine porno? Quizá porque después de ver porno explicito durante dos horas sentí hastío, memoricé las rutinas y no necesitaba ver la pantalla para saber que estaba pasando y que pasaría después mientras que en la película erótica puede pasar cualquier cosa inesperada, al igual que en la vida real.

Conclusión: No me gusta el voyerismo y si debo escoger entre ver Animal Planet y visitar el zoológico, prefiero ir a ver los animales en vivo y en directo.

Monday, February 03, 2014

Con los pelos de punta.

Desde hace un mes ando sufriendo por cuenta de algo por lo que nunca había sufrido. Desde el año pasado un estilista me recomendó un champú especial para mi tipo de cabello y aquél champú hoy en día me tiene sufriendo y extrañándolo: Al igual que un verano donde conoces a un tipo que está como se le da la gana, que te echa el ojo y la pasan muy bien, mi champú también desapareció.
Hasta hace dos meses mi única preocupación era el viaje de vacaciones con mi novio pero esa situación cambió al regresar del viaje, un mes atrás: En la "distribuidora de belleza" donde solía comprarlo me recibieron con la fatídica noticia que se encontraba agotado desde diciembre, "¿Y cuando vuelven a traer?" pregunté angustiada al darme cuenta que la botella estaba a un cuarto de terminarse. "El producto está agotado desde fabrica, no sabemos cuando vuelvan a producirlo". Al día de hoy me he dado la tarea de llamar a todas las distribuidoras autorizadas y en todas está agotado. Entré a la página web del laboratorio y con sorpresa noté que el producto ya no se encuentra en el catalogo. Mi ultimo recurso: llamar directamente a la fábrica y al igual que aquella niña del comercial de Champú Johnson, pedirle al laboratorio que vuelvan a fabricar mi champú (no, no voy a decirles que quiero que mi novio con alopecia deje de usar mi champú ni que los adultos dejen de usar champú Johnson).
Si se preguntan mis pocos lectores por cuál fue mi solución, encontré un producto similar por el triple del precio del anterior y sin todos los requisitos. ¡Extraño al champú perfecto!