Y es la pura verdad. Cuando finaliza septiembre, llega el invierno y junto con él, llega diciembre. Lo tenaz de este cuento es que desde hace unos cuatro o cinco años (ya no recuerdo bien), ocurre lo mismo cuando el año está finalizando: realizo un balance de lo que ha sido mi vida desde mis primeros recuerdos hasta ahora, como dice la canción de Metallica (Ay Satanás!, pensaran los religiosos) "... when the memory remains...", yo también regreso a mi pasado: pienso en todas aquellas personas que por una u otra razón han salido de mi vida y pienso en aquellas personas nuevas que llegaron a ella, pienso en las cosas (materiales y no materiales) que se llevaron consigo aquellos que se fueron y en las cosas que dejaron y en las cosas que trajeron consigo las nuevas caras. Igualmente pienso en aquellas personas que siguen conmigo, en aquellos que me han demostrado su amistad incondicional y que en momentos dificiles de mi vida me han dicho "ánimo margarita, siga hacia adelante".
Miro nuevamente hacia atrás y veo una niña pequeña en un mundo pequeño y lo comparo con el mundo mediano de la mujer universitaria, y puedo ver cuanto conocimiento he adquirido para ampliar mi mundo y cuanto me falta por descubrir aún, cuantos rostros, paisajes, entre otras cosas me falta por conocer. A mi mundo le falta mucho para llegar a ser grande...
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