Han pasado seis años desde el día en que escribí la primer entrada de este blog. Desde entonces, he podido notar el proceso evolutivo que han tenido mis historias. Agradezco a todos los que se toman el tiempo de leer cada entrada y a aquellos visitantes ocasionales también. Este blog es como un hijo para mi y quiero seguir escribiendo las cosas que se me ocurran, como ha sido hasta el día de hoy.
En el último año, me he propuesto leer otros blogueros, como yo; algunos han abandonado sus escritos mientras otros persisten y otros tantos han llegado a entretener a las personas con sus escritos.
Hace poco apareció este blog en mi camino http://blogs.elespectador.com/solterasdebotas/ y me llamó mucho la atención su ultima entrada: "El amor en los tiempos digitales" http://blogs.elespectador.com/solterasdebotas/2012/10/04/el-amor-en-los-tiempos-digitales/.
En la última entrada de ese blog, ella habla de la necesidad de adquirir un smartphone simplemente porque un tipo le pidió el PIN alguna vez, algo que para mi es estúpido y a continuación contaré mi experiencia personal:
A principios de este año, mi compañera de apartamento (en ese entonces) y yo, andábamos en una de esas temporadas depresivas-hormonales-existenciales que a veces tenemos las mujeres (más en temporada de tusa) y por esa época, ella conoció a un interesante sujeto (me hizo prometer que no le echaría el ojo, lo juro!). Hasta ahí, todo normal, excepto por un sábado que él la invito a salir y ella, no quería verse a solas con él; en ese momento le puso la condición "salimos pero yo voy con una amiga, necesito que lleves a un amigo tuyo para que ella no esté de violinista y tenga con quien hablar". Debo aceptar que al principio no sabía que hacer, pensé que podría aburrirme a muerte y a la vez oraba a Dios para que eso no pasara.
El experimento: El amigo resultó ser un fanático de los cómics, del anime, hablamos de Star Wars, etc. Adicionalmente, me resultó atractivo físicamente y teníamos la misma edad, en resumidas cuentas, todo pintaba para algo chévere.
El problema y el resultado: Cuando cerraron el bar, nos fuimos caminando los cuatro hacia el apartamento (por aquello que unas niñas tan lindas como nosotras por ahí solas y aparte, no pasó ni un %/&%/&%/ taxi. Entonces se me ocurrió caminar hasta el apartamento, razón por la cuál los tres me miraron aterrados). Una vez estuvimos en la portería, el sujeto en cuestión (asumir no es una opción!) me dijo que le diera mi PIN. Con una sonrisa pícara, le dije "No uso Blackberry". La reacción: Él quedó desconcertado, había pagado parte de mi cuenta en el bar y por andar pidiendo PIN en vez de número telefónico (a la antigüita les va mejor), se quedó sin salir de nuevo conmigo y aparte de eso, se tuvo que conformar con un besito en la mejilla.
La conclusión: El man es una güeva. Se perdió la oportunidad de salir conmigo (es decir, alguien con gustos afines a los de él, algo muy complejo de encontrar en mi genero) por no pedir un número de celular y pedir de una el PIN. A diferencia de la Soltera de Botas, yo no voy a comprar un "smartphone" para no sentirme excluida socialmente hablando. Si un hombre quiere mantener contacto conmigo, tiene muchos recursos disponibles, tal como lo hizo otro personaje tiempo después, cuando me dejó escrito su usuario de Skype para mantener el contacto, eso es usar más el cerebro que la inteligencia de un celular y yo, por mi parte, no necesito un teléfono inteligente para ser asediada por los hombres.
1 comment:
No esperaba menos de tí!! Por supuesto que no hace falta sucumbir a los encantos de los smartphones sólo porque un hombre no es lo suficientemente listo para reaccionar e intentar otros métodos para mantener el contacto!.
Por cierto.... tienes whatsapp? =)
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