Conversación real entre dos mujeres adultas.
Mujer1: Que bobada ese asunto de ir al zoológico a ver animales. Si yo quiero ver animales los veo en televisión y no pago para ir por allá.
Mujer2: No señora, no es lo mismo.
Mujer1: ¿Cómo que no?
Mujer2: Que no es lo mismo. Haga de cuenta que su marido en vez de "comérsela" le trae una película porno, él hace que usted la vea y al final de la película le dice que así van a ser sus encuentros sexuales de ahora en adelante porque ver sexo en la televisión es lo mismo que tenerlo en vivo y en directo.
Mujer1: ¡Claro que no! ¡Eso no es lo mismo!
Mujer2: Pero usted misma acaba de decir que ver animales en televisión es igual que verlos en vivo y en directo en el zoológico.
Fin de la conversación.
Hace un tiempo tuve la oportunidad de ver el famoso canal Venus, como lo oyen, vi aquel canal con el que a muchos hombres se les hace agua la boca y se imaginan las cosas más fantásticas, sexualmente hablando. Acepto que sentía mucha curiosidad y por eso decidí verlo, el problema fue que no era lo que yo esperaba.
Venus resultó ser un mito como muchos otros. Resulta que después de dos horas viendo el mentado canal, me aburrí y puse The film zone, adivinen qué tipo de película estaban dando y definitivamente me gustó más la película erótica en The film zone que las escenas explícitas de Venus. ¿Por qué razón prefiero el cine erótico en lugar del cine porno? Quizá porque después de ver porno explicito durante dos horas sentí hastío, memoricé las rutinas y no necesitaba ver la pantalla para saber que estaba pasando y que pasaría después mientras que en la película erótica puede pasar cualquier cosa inesperada, al igual que en la vida real.
Conclusión: No me gusta el voyerismo y si debo escoger entre ver Animal Planet y visitar el zoológico, prefiero ir a ver los animales en vivo y en directo.
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