Un reclamo bastante estúpido recibido el día de hoy por alguien que no tiene la autoridad moral para hacerlo, me hizo recordar una película protagonizada por Brad Pitt y Edward Norton: El club de la pelea.
No se si ustedes recuerdan cuando el personaje de Edward Norton está en la terapia de grupo del cáncer de testículo, si lo recuerdan, entonces entenderán cuando me refiero al hombre fortachon que tuvo que ser castrado, que tomaba hormonas para su tratamiento y a causa de esto ultimo le salieron unas "enormes tetas de zorra" cómo eran descritas por el narrador.
Y aquí es donde entra en acción el hombre de las tetas de zorra: últimamente estoy notando que los hombres se han vuelto demasiado sensibles, no sé si sea consecuencia de un largo consumo de hormonas femeninas (estrógenos básicamente) presente en la carne de pollo. Así es, en Colombia consumimos pollo crecido con hormonas. No me malinterpreten, no tengo la más mínima intención de apuntar con el dedo acusatorio a ninguna avícola, solo me pregunto si soy yo quien atraigo a los hombres más inestables (hormonalmente hablando) o si es que todos ellos están abusando del consumo de pollo.
Nota: Esta entrada estaba en borrador desde hace más de cinco meses. A continuación, momentos Cartman.
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