¿Quién no se sintió tentado alguna vez por alguien que no debía? El amigo o amiga en una noche de tragos, el niño o niña que parece un angelito y que acaba de conocer, al que vió accidentalmente en ropa interior, el novio de la mejor amiga o el novio de cualquier amiga, mejor dicho, tentaciones es lo que hay y están por todos lados.
"Dulce regalo que santanas manda para mí", dice la canción Lolita de la orquesta mondragón, y así suena esa frase en la cabeza cada vez que esa persona entra por la puerta, aparece frente a nosotros o hablamos con ella.
Es dura la batalla contra este demonio, tal vez uno de los más fuertes, aún más fuerte que el mismo amor, es como un niño hambriento cuando le ponen un pastel al frente y le dicen que no lo coma; en la batalla contra la tentación muchos pierden, pocos ganan y los que pierden ruedan cuesta abajo hacia un circulo vicioso, si lo hice una vez, ¿porque no hacerlo dos?
La tentación es excitante, atrevida, enviciadora y para los que caemos en ella, una experiencia más anotada en el libro de nuestras vidas.
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