Anoche fue una de esas noches en las que sueño morir. He muerto en otras ocasiones pero anoche fue especial porque aunque luché por salvar mi vida, el agua fue más fuerte que yo y me lanzó varios metros abajo. Recuerdo ese azul marino, los escombros y la oscuridad más abajo.
Dicen que contar lo que uno sueña ayuda a disipar la energía del sueño y evita que eso ocurra en realidad y es quizá por eso que cuando algún sueño me impacta más allá de lo normal vengo y lo describo en mi blog.
El sueño comienza en un pueblo costero pero, se pueden ver una pequeñas montañas al fondo (lo sé, montañas al pie del mar puede sonar desquiciado pero no lo es), todo está tranquilo cuando al girar la cabeza veo una gran ola más alta que las montañas, viene hacia nosotros y solo puedo recordar hasta tener el agua cerca, luego todo se pone oscuro. Despierto nuevamente y ahora estoy en el mismo pueblo, corriendo de nuevo para salvar mi vida porque la enorme ola ha regresado y no consigo recordar cómo logré salvarme de nuevo. Dicen que la tercera es la vencida y esto es lo que paso conmigo y el tsunami: Regresó días después (dentro del sueño) y esta vez no me dió chance de correr hasta un sitio seguro, se apresuró hacia mi y me devoró con tal fuerza que solo pude ver azul a mi alrededor, arriba hay luz pero no me puedo mover hacia ella, estoy suspendida en medio del agua y el aire se está agotando; abajo hay oscuridad peor no quiero ir allá,quiero salir de ahí, saber que voy a estar bien; de repente todo oscurece para mi, sé que estoy muriendo y todo queda en silencio.
Me despierto con dificultad. Era solo uno de esos extraños sueño que a veces tengo. Leía que soñar con tsunamis de la forma en que soñé con ellos significa que estoy estresada y que debo tomar vacaciones, pero justificar vacaciones con un sueño cuando la carga laboral es fuerte no es una buena razón para mi jefe.
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